La Voz del Ángel


Anoche tuve fiebre, pues desde la semana pasada he estado un poco enferma como consecuencia de los cambios de clima y el frío que absorbo andando en motocicleta cuando salgo a trabajar. El tema no es ese, la cuestión es que siempre he sido una persona que pocas veces se enferma y cuando eso sucede, la enfermedad me tumba por completo.

El sábado me sentí mal durante todo el día, y para las 10 de la noche yo ya estaba en cama. Debo reconocer que me fui a dormir un poco triste tras una charla y un tanto agobiada por los problemas que en este momento no he podido resolver (tal como le puede suceder a cualquiera de ustedes que me lee).  

El caso es que me quedé pensando en todo eso y fue en ese lapso entre que me estaba empezando a quedar dormida y que al mismo tiempo reflexionaba en algo que me había dicho ya la persona con la que charlaba en la última parte del día y que considero tiene mucha razón.

Siempre reconozco mis errores, sé que tengo un caracter difícil, y aunque trato de ser una persona positiva y darle la vuelta a las cosas, tengo días en que como cualquier persona, me doy permiso de no ser tan fuerte, ni Martha, la que siempre está para todos ahí...

Eso era lo que pasaba por mi mente en ese instante entre que me sentía del nabo y me estaba quedando dormida; pero de pronto fue como si yo misma me preguntara: ¿Por qué razón te sientes tan enferma? y fue en ese instante cuando escuché una voz muy clara que me respondió: "Te enfermas cuando te estresas".

No me asusté, tan sólo asentí para darle la razón y entonces me quedé dormida, tal y como si alguien me hubiese estado acompañando en todo ese rato de silencio.
Sé que no fue producto de la fiebre, sé también que no estaba dormida del todo y simplemente caí en la cuenta de que puede ser uno de mis ángeles.

En los últimos años, para nadie es secreto que leo todo cuanto cae en mis manos sobre el tema, y más allá de quienes creen en eso o no, algo en mi interior me dice que así fue.
La voz que escuché era de hombre. No era grave ni fuerte, no tenía nada de impactante, pero tengo la certeza de que es uno de mis ángeles porque en ningún momento tuve miedo y aunque tengo el vago recuerdo de haberla escuchado en algún momento de mi vida, nunca sucedió con tanta claridad como ahora... Fue algo así como escuchar por primera vez la voz de un amigo con el que únicamente te has mensajeado por textos o correo electrónico (por poner en contexto un ejemplo que ilustre lo que quiero explicar).

No le di mayor importancia. El día de hoy toda la mañana estuve en cama y creo aunque la fiebre aumentó, me levanté hasta en la tarde ya un poco mejor y pensando en todo esto y por eso quise escribirlo.

La voz que me respondió tiene toda la razón, y más allá de si creer o no en todo esto (que sinceramente yo si creo); desde hace mucho tiempo tengo la certeza de que a pesar de ser una mujer demasiado solitaria, ni en los momentos a solas me siento así... No sé si sea por eso que disfruto tanto de mi propia compañía y hace tanto que dejé de tener miedo, ni cuando salgo a la calle o cuando he viajado sin que me acompañen más que mis propios pensamientos.

Es algo muy simple, pero para mi fue relevante. Hoy más que nunca tengo la certeza de que alguien me protege (y de muchas maneras lo he comprobado andando en la calle), por eso no me da miedo como a muchas personas andar sola o quedarme sin que nadie me acompañe en casa. Es por eso que me fascina el silencio, y un incidente tan pequeño como ese que me sucedió anoche me lleva a darme cuenta porque valoro tanto los lugares donde impera el silencio o los instantes en mi cuarto cuando es de madrugada y ya todos se han dormido...

Quizá eso es lo que nos haga falta, subir el volumen al silencio y aunque sea de manera imaginaria colocar un micrófono, para que cuando nadie hable, los mensajes y las voces de quienes sin darnos cuenta nos acompañan, se dejen oír.

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